Macilentos,
escuálidos, anémicos y tristes
sus figuras nos
recuerdan las de Biafra
se suicidan pa’ no
seguir pasando hambre
y acabar con sus penas
ya sin limites
Niños sin juguetes
carentes de alimentos
de amor, caricias, sin
mimos ni consuelos
su existencia breve se
trunca silenciosa
ante la mirada ignota
de desalmada gente
Infantes sin zapatos
el duro suelo pisan
con la indiferencia
máxima de muchos
que se llevan de las
minas el tesoro.
Rogamos a Dios por que
se apiaden
de estas pobres
inocentes víctimas
aquellos q’ gobiernan
y no entienden.
Alonso Quijano
10.1.2015
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