Recordaba con añoranza los castigos que nos ponían las
profesoras en el colegio cuando hacíamos algo equivocado y querían corregir
nuestro comportamiento. Castigos del
siglo pasado, que ya no existen… será por eso que el mundo está como está?
Uno de
mis “castigos favoritos” era escribir 100 o 500 frases con un mensaje que se
debía grabar en nuestras conciencias.
Pensaba que frase daría hoy a quienes contribuyen al atraso del país? A los grupos al margen de la ley? A la
corrupción?
Frases
como:
“Mi
actitud negativa contribuye al subdesarrollo de mi país”
“Mi
actitud negativa contribuye al subdesarrollo de mi país”
“Mi
actitud negativa contribuye al subdesarrollo de mi país”
“No
vamos a volar oleoductos… protegemos la próxima generación”
“No
vamos a volar oleoductos… protegemos la próxima generación”
“No
vamos a volar oleoductos… protegemos la próxima generación”
“Todo
peculado promueve el hambre de la infancia”
“Todo
peculado promueve el hambre de la infancia”
“Todo
peculado promueve el hambre de la infancia”
O que
tal:
“Cuando
llego tarde… atraso a mi equipo y por lo tanto a mi país”
“El
chisme destruye a la humanidad peor que una bomba atómica”
“No
masticaré chicle en clase… no fortalece las neuronas”
En fin,
tal vez en los diálogos de paz ayudaría
si los integrantes reflexionan por sí mismos y escriben unas cuantas frases, o
sus reflexiones en un cuaderno a rayas, y se imponen metas de cómo van a ayudar
al país. Ya es hora, no?
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