La otra noche, luego de un
día de ayuno por ser la cuaresma, fuimos a un restaurante para la cena. Uno de los restaurantes que permite comer
todo lo que uno desee. Este experiencia
me hizo pensar en los extremos que se viven en el mundo: el hambre y el despilfarro. Es diferente cuando se ha pasado un día sin
comer, si no tiene uno nada en su cocina, que si la nevera está llena de
alimentos. La angustia de no tener
comida para quienes sufren de hambre puede crear momentos de pánico. Sin embargo, en mi experiencia personal en
este día de ayuno, pensé que a veces entre menos se come, menos hambre dá. Claro que la desnutrición que se desarrolla
es muy grave a largo plazo, especialmente cuando se afecta el cerebro y por lo
tanto la capacidad de pensar, juzgar y aprender. En los niños, logicamente, es mucho mas
dañino, ya que se afecta el crecimiento y los problemas de aprendizaje que
conlleva la desnutrición.
Una diferencia que he visto
viviendo en otras latitudes que no son necesariamente tropicales, es la
necesidad creada de planear y organizarse cuando hay estaciones como el
invierno. Aún a nivel de creaturas como
las ardillas. Se pueden ver las ardillas
recolectando nueces en el otoño y guardándolas en sus escondites en los árboles
para tener alimentos nutritivos en el invierno, cuando habrá escases. Asi mismo, se ve el concepto del AHORRO el
cual es un comportamiento creado para tiempos de escacés o para adultos en la
edad madura cuando se pensionan de sus trabajos. El concepto del ahorro, no parecía algo
importante, durante mis años de infancia y adolescencia en Colombia. Refranes como “El que guarda manjares, guarda
pesares” refuerzan la idea de que hay que gastarlo todo, y mañana pues… "amanecerá y veremos". Fue tal vez cuando Davivienda
se inició, que empecé a escuchar mensajes subliminales de ahorrar para comprar
una casa. Pero, hoy en día no se si
estos mensajes subliminales han convertido nuestro nivel de conciencia.
Ahorrar, es un concepto
importante aún para personas que viven en niveles de pobreza. La idea es que podemos sacrificar algo para
los momentos de necesidad.
A la salida del restaurante que mencioné
anteriormente,
pasó una bandada de gansos, que
como es la tradición, regresan de su “viaje” al
sur
durante la temporada de invierno en el norte. Aún los
gansos nos dan un ejemplo de
planeación para
manejar el clima.
La
inteligencia humana, más elevada que las ardillas
y los gansos, puede superar
dificultades, sacar a su
comunidad o su país adelante, si tenemos el
propósito. Si se puede, Colombia!
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