“Desinfectante” Espiritual
En estos días en que los desinfectantes escasean y los
anaqueles de las tiendas y supermercados están desocupados de Clorox, Lysol y
alcohol, llama la atención la angustia creada y esa maratón a las tiendas para
desinfectar sus manos y las superficies de la cocina, baños y oficina. Pero, algo muy importante en lo que no se
piensa es: cómo desinfectar el alma? Y
si hay escacés de estos purificadores?
Las buenas noticias son que para “desinfectar” el alma, no
hay que correr al supermercado, y que al contrario el purificador no falta,
sino que se da en abundancia y es gratis.
Su nombre es: Jesucristo. Esta
oportunidad que tenemos de reflexionar sobre cómo está el mundo de infectado,
que esta pandemia causada por el rey de los virus (ya que tiene corona), puede
acabar con la mitad o más de la población del mundo, podría tener causas
espirituales? Estamos infectando el
mundo con todos los pecados que cometemos a diario? Ni hablar de cuales son ya que todos sabemos
a qué nos referimos.
Una oración para protegernos, curarnos y purificar el mundo
de este virus:
“En nombre de Jesucristo, FUERA coronavirus!
Fuera de nuestra vida, nuestra familia, nuestro país y
nuestro planeta.
Jesús, ven a morar en mi corazón.”
Jesús es el purificador del mundo. Recientemente se leía el Evangelio de la
Transfiguración en la misa. Dice que las
vestiduras de Jesús eran tan blancas que resplandecían como el sol. (Mateo 17: 1-9).
Es hora de purificar nuestra vida. No solo limpiar las superficies, pero hacer
una limpieza a fondo de nuestra alma, y dar entrada al Gran Purificador del
mundo, Jesucristo, que perdone nuestras faltas y recuperemos esa pureza
espiritual. Arrepentirse significa
devolverse, tomar una dirección diferente. irse por el buen camino de la mano
de Dios.
Al final de cuentas, el propósito de nuestro paso por la
Tierra, es la vida eterna. Aceptando a Jesús
en tu Corazón, no solo te purifica, pero te da gran paz espiritual.
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