En Colombia unos 5 millones de personas sufren de desnutrición
Organización mundial FAO le pide al país un 'empujoncito' contra el hambre.
Óscar Sánchez A.
Corresponsales EL TIEMPO
Medellín
Cerca del 12 por ciento de los colombianos (unos 5 millones de personas) se encuentran en condiciones de desnutrición o, en el mejor de los casos, pueden comer solo lo que les regalan.
Esa conclusión es una radiografía sobre lo que en materia de seguridad alimentaria está viviendo el país, según lo indicó este lunes la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en la Segunda Cumbre de Regiones del Mundo sobre Seguridad Alimentaria, a la que asisten 30 representantes de diferentes países del mundo, en Medellín.
El atraso del país en la materia se hace más evidente cuando la FAO muestra cómo otros países latinoamericanos como Cuba, Argentina, Chile y Uruguay están generando proyectos para garantizar la alimentación de sus pobladores. Incluso, Perú está por delante de Colombia en ese aspecto.
Raúl Benítez, director de la FAO para América Latina, dice que hace falta más voluntad política. "En el caso de Colombia nos está haciendo falta un empujoncito más. Hubo una reducción importante en la década del 90, pero se estancó", aseveró, al tiempo que estableció que les falta a los organismos trabajar de manera más coordinada.
El viceministro de Agricultura, Ricardo Sánchez López, argumentó que el territorio rural del país necesita fortalecerse en todos los frentes, con retos como lograr que aumente el número de egresados universitarios que estudian carreras agropecuarias, porque el año pasado solo sumaron el uno por ciento del total. "No hay globalidad que valga sin localidad que sirva", indicó, al reconocer las problemáticas del campo.
Para el gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, lo imperativo debe ser devolver la dignidad al campo y evitar que las personas que lo habitan sigan siendo simples supervivientes.
Panorama mundial
En el ámbito global la situación no es muy diferente. Según la FAO, en el mundo padecen de hambre 867 millones de personas, cifra que las organizaciones mundiales que luchan por el tema como FAO y ORU/Fogar, están convencidas de que se puede reducir con el compromiso de los gobiernos. El caso de Latinoamérica sigue siendo preocupante, aunque hay avances en materia de reducción del hambre en Perú y Brasil.
"Sin embargo, las cifras aún no están en cero, y tenemos que trabajar más", acotó Benítez, quien agregó: "Sabemos que esto toma tiempo; entonces, para acabar el hambre que hoy viven las poblaciones, los gobiernos deben transferir dinero y alimentos básicos a esas personas".
La cumbre sirve para que los diferentes países planteen sus estrategias para mejorar la alimentación.
José Manuel de la Sota, presidente de la Organización Latinoamericana de Gobiernos Intermedios (Olagi) y gobernador de la provincia de Córdoba (Argentina), sostuvo que tres provincias de su país (Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos) conformaron una región y construyeron un plan estratégico con empresarios, universidades, sindicatos y sociedad civil. "A la industria de los alimentos la estamos apoyando. En Córdoba entregamos becas a los mejores estudiantes que quieran formarse en este sector, y a todos los estudiantes y docentes les financiamos el transporte público", afirmó Sota.
Por su parte, Coumba Ndioffene, presidente de Poitou- Charentes, programa de mejoras en los procedimientos caprinos de Senegal (África), afirmó que la situación en su nación no difiere mucho de la de los demás países del continente.
"Estamos trabajando fuerte en el tema caprino, para que la gente no solo consuma la carne, sino que puedan criar las cabras para explotarlas con la producción de leche y queso", agregó el funcionario.
En el certamen, Dao The Anh, director del Centro de Investigación y Desarrollo para el Sistema Agrario de Vietnam, reveló que, contrario a lo que se cree, su país sufre por el arroz.
"En nuestro país tenemos escasez de arroz, que es nuestra base alimenticia. Tenemos un millón de personas con problemas de alimentación, el 8 por ciento de la población total. El Gobierno nacional tiene dos estrategias: Lograr que las personas desde la base, en cabeza de la familia, mejoren la seguridad alimentaria. De otro lado, tenemos un apoyo económico, técnico y científico para que los cultivos desde pequeña escala puedan tener un proceso más estable. Con el arroz hemos hecho una extensión de cultivo para suplir la demanda, a través de la cooperación bilateral con África, y con Cuba en América Latina", sostuvo.
Dos ejemplos en Antioquia
Los casos de los anfitriones de la Cumbre, Medellín y Antioquia, han sido resaltados por los invitados al certamen internacional.
Según el alcalde Aníbal Gaviria, en el 2001 en Medellín murieron 130 niños por desnutrición y actualmente, indicó, la mortalidad por este flagelo en menores de cero a 5 años es inexistente. "La voluntad política, el diseño integrado de programas y la suma de voluntades son los factores que deben predominar en una buena política de seguridad alimentaria, como lo han hecho Medellín y Antioquia, con programas como Buen Comienzo y Maná", indicó.
Buen Comienzo es el Programa de la Alcaldía que atiende integralmente a los niños y sus familias durante sus primeros cinco años de vida. Se les brinda acompañamiento en salud, nutrición, atención psicosocial y estimulación adecuada, a través de encuentros quincenales y visitas de seguimiento y acompañamiento en el hogar. En Antioquia la situación es más crítica, y según el gobernador Sergio Fajardo se agudiza por la violencia. En este departamento 348.568 escolares de 117 municipios se benefician del programa Maná, la estrategia de complementación alimentaria para la población escolar.
La responsabilidad de los gobiernos locales
Paul Carrasco
Vicepresidente de la ORU/FOGAR
Vicepresidente de la ORU/FOGAR
A los 830 millones de personas con problemas de desnutrición e inseguridad alimentaria en el mundo se suman más de 150.000 actores indirectos. ¿Cómo lograr que este proceso de equidad en la alimentación se dé y exista una real disminución de los afectados por desnutrición y la inseguridad alimentaria?
Lo que planteamos es que esto no puede ser un proceso solo desde los estados naciones, es imposible. Las regiones, los gobiernos intermedios y municipios debemos desarrollar metodologías y aplicarlos a procesos directamente en el territorio para eliminar este problema, aún más cuando se calcula que para el 2015 el 69 por ciento de la población del mundo va a vivir en los centros urbanos.
¿Quién va a garantizar la alimentación?, ¿el mercado?, ¿las transnacionales? No, los gobiernos municipales y departamentales son los que van a tener que responder por la alimentación y la equidad, garantizar el acceso y la producción alrededor de esa población que necesita alimentarse.
En esa medida, son esos mismos gobiernos locales los que deben determinar cuáles son las potencialidades productivas de sus territorios.Esto involucra la historia y la cultura del territorio donde vive un grupo de personas que históricamente sabe hacer producción, de acuerdo con sus condiciones. Pero, además, esa producción debe estar ligada al requerimiento energético de los seres humanos de las urbes y que habitan cada región.
Hay una simbiosis, no se trata de dar alimentos, se trata de incentivar la producción, rescatando el saber hacer territorial, unido al requerimiento energético que cada pueblo tiene. No es el mismo requerimiento el que tiene una persona que vive en Medellín que el de una persona que vive en Quito, por lo que la producción está ligada al estilo de vida de los pobladores.
Ese es uno de los elementos fundamentales para garantizar una seguridad en la alimentación; y no solo una seguridad, sino también una soberanía alimentaria, porque una cosa es la seguridad, que implica el acceso al alimento; y otra es la soberanía, el hecho de tener acceso a una alimentación correcta, con proteínas, vitaminas, carbohidratos.
Ese es uno de los elementos fundamentales para garantizar una seguridad en la alimentación; y no solo una seguridad, sino también una soberanía alimentaria, porque una cosa es la seguridad, que implica el acceso al alimento; y otra es la soberanía, el hecho de tener acceso a una alimentación correcta, con proteínas, vitaminas, carbohidratos.
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